Reconocida en todo el mundo es la calidad celebérrima de los instrumentos de cuerda salidos de las manos de Antonio Stradivari (Cremona, 1644-1737), histórico constructor de violines, violas y chelos.
Trabajó en el taller de otro célebre constructor, N. Amati en Cremona, independizándose en 1665 . Su fama se difundió rápidamente en Europa gracias a la perfección de sus instrumentos que se distinguen por su timbre penetrante, la belleza de su barniz y el refinamiento en su factura. Construyó más de 1100 instrumentos; se estima que sobreviven 650, de los cuales unos 512 son violines. A lo largo de casi 300 años, el resto se ha ido perdiendo por destrucción, incendios y otros accidentes, inundaciones, guerras en Europa, etc. De ahí que su valor se ha ido incrementando hasta alcanzar en subastas precios de varios millones de dólares por los instrumentos más reputados y preciados. Dato curioso: Una de las claves del sonido de sus cotizadísimos violines reside en el barniz empleado para las maderas, cuya fórmula siempre se negó la familia a revelar y que, evidentemente, es desconocida hoy día.
Fuentes: www.quota.com. La Nuova Enciclopedia Della Musica Garzanti, Milán, Garzanti, 1983.
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