Antes de la llegada de los conquistadores españoles, el territorio de lo que actualmente es el estado de Quintana Roo estaba dominado por los mayas q’eqchi’ (o kekchí), quienes desarrollaron una cultura musical propia que permanece hasta nuestros días, aunque con las inevitables modificaciones temáticas e instrumentales inherentes al sincretismo cultural euroamericano que hoy se conoce como la música de Quintana Roo. Su música se interpreta con alineaciones de arpa, violín y guitarrón, o marimba, teponaztli y chirimía. Sin embargo, no es raro que la instrumentación varíe entre grupos de una misma localidad, o que un ejecutante cambie su instrumento por otro que cumpla una función similar puesto que estos grupos culturales basan la vigencia de su concepción musical en una constante búsqueda de nuevos timbres y texturas sonoras.
En conjunto, la música de Quintana Roo se funda en el entrelazamiento de la herencia maya de la península de Yucatán (que abarca los estados de Campeche, Quintana Roo y Yucatán) con las costumbres españolas y la influencia de los países del Caribe, sobre todo Belice, lo cual le proporciona características muy particulares en cada una de las tres regiones en que se divide el estado:
La tradición del mayapax
En la zona centro (sobre todo en los municipios de Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Lázaro Cárdenas y Solidaridad), la comunidad maya máasewal conserva de la manera más intacta posible sus tradiciones por medio de la expresión musical conocida como mayapax (que significa “música maya”), la cual surgió durante la Guerra de Castas (iniciada en 1847) y se caracteriza por poseer una melodía elaborada y una armonía muy sencilla. Las alineaciones que tocan mayapax suelen estar formadas por dos violines y dos tambores de madera o tarola, bombo y violín. También, según la comunidad en que se interprete, pueden agregarse armónica, cencerro, quijada de burro, güiro, un caparazón de tortuga utilizado como instrumento de percusión y —en ocasiones— cantos en lengua maya. Antiguamente, los instrumentos utilizados para interpretar mayapax eran fabricados por los propios músicos, pero hoy en día solamente elaboran los tambores, para lo cual siguen un elaborado ritual que consiste en pedir permiso a los dioses para cortar el árbol con que se va a fabricar el instrumento, cuidar que durante su elaboración no se pisen ni se quemen las virutas de la madera y, finalmente, presentar el instrumento al santo patrono del pueblo para neutralizar los malos espíritus que, dice la creencia, habitan dentro de él. En lo que respecta al baile, los pies de los danzantes solo siguen patrones lineales y casi no se mueven, ya que lo más importante es el movimiento en semicírculo de los brazos. A diferencia del mayapax de Campeche y Yucatán, cuya función principal es el esparcimiento, el mayapax quintanarroense se encuentra estrechamente ligado a las ceremonias de carácter religioso. Entre los títulos de mayapax que se interpretan y se bailan durante las festividades en honor de los santos patronos de las comunidades se encuentran Wuacax-Ché, X’pichito, La x-kokita, Xcalasón, El chikich, La angaripola, Pik-Ta-Ux y El kolonté.
Presencia afrocaribeña en la música de Quintana Roo
La música maya en Quintana Roo se caracteriza por la presencia de la música afrocaribeña, que llegó a Chetumal proveniente de Belice y otros países del Caribe. Conviene recordar que, desde tiempos de la Colonia, hubo una incesante afluencia de población beliceña de origen africano que se asentó en la península de Yucatán, ya fuera como esclavos prófugos o, hasta bien entrado el siglo XX, como mano de obra para trabajar en la tala de caoba o en la explotación de los bosques de chicozapote. Con esta población extranjera llegaron el brukdown y el sambay, géneros musicales y dancísticos de origen beliceño con ritmos africanos que terminaron por fusionarse con la música de Quintana Roo. El sambay, también conocido como zambay o danza de los zambos (el zambo surge del mestizaje entre un negro africano y un indio americano), recibe en la entidad el nombre de sambay macho. Se trata de un zapateado muy rápido y vigoroso que puede bailarse de forma individual pero suele ser interpretado por grupos de danzantes acomodados en líneas. Se le llama macho porque representa las evoluciones características que hace la libélula macho para cortejar a la hembra, volando de izquierda a derecha y dando giros. Las mujeres que participan en este baile portan falda de percal con pequeñas flores estampadas, blusa blanca y el cabello recogido en chongo, mientras que los hombres llevan camisa blanca y pantalón claro con una pierna remangada.
Por su parte, del brukdown beliceño se desprende el Baile de los chicleros, una de las danzas tradicionales representativas de Quintana Roo, la cual plasma la forma de divertirse de estos trabajadores. Al iniciar el baile, el ritmo con que se mueven los participantes puede parecer un poco discordante: los “chicleros” se mueven como si estuvieran cansados y un poco borrachos, pero poco a poco se van acoplando a la música. Para cuando aparece la mujer a la que pretenden, ya todos se encuentran en plena forma. Cada bailarín tiene la oportunidad de lucir sus mejores pasos con la dama durante un momento mientras los demás afilan constantemente sus machetes en el suelo, pero al final ella solo escogerá a un afortunado. En este baile la mujer va vestida con falda floreada amarrada a la cintura, collares y tocado o sombrero adornado con flores, mientras que los hombres llevan pantalón y camisa de mezclilla, paliacate rojo, sombrero, un morral de henequén, botines negros y, por supuesto, un machete.
Mención aparte merece la guaranducha, espectáculo teatral de tipo satírico que desde principios del siglo XX se interpreta en el famoso carnaval de San Miguel de Cozumel. Se trata de una parodia de las abusivas costumbres del amo blanco para con el esclavo negro, y en ella se baila una alegre música deudora de los ritmos afrocubanos que llegaron a la isla junto con los trabajadores de las plantaciones de caña de azúcar. Este baile, que también se llama guaranducha, originalmente consistía en una animada jarana que después se convertía en una habanera de tiempo lento y luego nuevamente en una jarana, aunque actualmente ya se baila al ritmo de una festiva canción moderna.
Danzas emblemáticas del folclor yucateco
Entre los bailes emblemáticos de Quintana Roo se encuentra la Danza de la cabeza de cochino, que también forma parte del folclor yucateco. Este baile tiene su origen en las ancestrales danzas mayas donde se utilizaban la cabeza de un jabalí o un venado para rendir culto a las deidades propiciatorias de las buenas cosechas. Actualmente se interpreta en honor al santo patrono de determinada población, y la cabeza utilizada es la de un cerdo seleccionado y alimentado durante todo un año especialmente para la celebración (aunque en algunos lugares se prefiere utilizar una cabeza de cerdo elaborada con cartón pintado a mano). En esta danza participa prácticamente toda la población, que recorre bailando las principales calles del pueblo mientras una persona lleva en alto una mesita adornada con frutas y banderitas de colores sobre la que reposa la cabeza del animal (aderezada y condimentada de acuerdo a la tradición del poblado, con una mazorca de maíz en el hocico y adornada con papel picado multicolor) colocada en una charola. De los bordes de la mesita cuelgan nueve cintas de colores, cada una de las cuales es sostenida por una joven que va vestida con sus mejores galas. La persona que porta la cabeza asume el papel del animal, olisqueando aquí y allá e incluso intentando huir de los demás danzantes. Para evitar que escape, detrás de él va un “peón” que lo arrea con un mecate o una fusta, mientras que al frente de la procesión va la persona que donó el cerdo para el festejo, agitando una especie de sonaja llena de granos de maíz y envuelta en un paliacate, cuyo sonido le es familiar al animal puesto que se trata de su alimento. Así, entre cantos y bailes, la cabeza es trasladada a la casa de la persona que se encargará de escoger a su mejor cerdo y prepararlo para el festejo del siguiente año.
Otra danza propiciatoria tradicional acompañada de la música de Quintana Roo —presente también en otros estados (por ejemplo Tlaxcala y Yucatán) y países (como República Dominicana, España e Inglaterra)— es la Danza de las cintas, donde un grupo de hombres y mujeres (generalmente más de ocho, pero siempre en números pares) forman una circunferencia alrededor de un árbol o poste adornado con una cantidad de cintas de colores igual a la cantidad de participantes. Cuando empieza a sonar la música, cada danzante toma una cinta y da una vuelta alrededor del poste de manera alternada; es decir, las mujeres permanecen inmóviles mientras los hombres recorren la circunferencia hacia la derecha, pasando sus cintas por debajo de la cinta de la primera mujer, luego por encima de la cinta de la segunda, nuevamente por debajo de la cinta de la tercera y así sucesivamente hasta completar el círculo. Luego, los hombres serán quienes permanezcan inmóviles mientras las mujeres hacen lo mismo pero en sentido inverso. La acción se repite varias veces —los hombres avanzando hacia la derecha y las mujeres hacia la izquierda— pero ahora con todos los participantes recorriendo la circunferencia al mismo tiempo. En el mástil, los listones forman una red multicolor que después se deshará cuando los bailarines repitan la dinámica pero en sentido contrario.
También distintivo de Quintana Roo es el Baile de un pie, vigorosa danza donde las parejas se agrupan y reagrupan (sin que haya ningún contacto físico entre los bailarines, salvo un par de momentos en que se toman brevemente de las manos) mientras realizan continuos giros alternados y evoluciones en las que forman arcos y figuras geométricas sosteniéndose sobre la punta de un solo pie antes de rematar con un triple golpeteo de todo el pie sobre el suelo.
Cabe mencionar que en 1982 el cantante argentino Ricardo Ceratto (1939-1995) escribió un tema llamado Canción de cuna, que fue adoptado por los quintanarroenses como himno no oficial de la entidad con el nombre de Suéñame Quintana Roo. A la fecha, esta canción se sigue interpretando en la mayoría de las escuelas cada 8 de octubre, día del aniversario de la creación de Quintana Roo como estado libre y soberano.
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