Répons para seis solistas, ensamble y procesamiento en tiempo real

Ensemble intercontemporain | Matthias Pintscher, director Répons es considerada como la mayor obra de Pierre Boulez en los años ochenta. Puede ser vista como el […]

Por Música en México Última Modificación enero 30, 2016



Ensemble intercontemporain | Matthias Pintscher, director

Répons es considerada como la mayor obra de Pierre Boulez en los años ochenta. Puede ser vista como el reflejo de la postura del compositor ante la vida musical francesa, en tanto que asocia y confronta las dos entidades que él creó. El IRCAM, un centro para la investigación y desarrollos futuros de la música y el Ensemble Intercontemporain para la ejecución y constitución del repertorio contemporáneo. Répons tiene su origen en la aleación de la informática musical y la orquesta. La obra es también la culminación de numerosos años de investigación. La confrontación de materiales instrumentales y electroacústicos había sido intentada en Poésie pour pouvoir (1958) y en la primera versión de …explosante-fixe… (1971). Por otro lado, la disposición poco habitual de grupos instrumentales había sido explorada en Figures-Double-Prisme (1963) y Rituel (1974). Por último, la atracción por las percusiones resonantes constituyó la materia prima de Éclat en 1965. Hay que notar que tres de las obras citadas no dejaron satisfecho a su autor. Répons puede entonces ser considerada como reapertura, culminación y síntesis de numerosas investigaciones de Boulez que encuentran aquí su punto de equilibrio. Asistido por Andrew Gerzso, Boulez trabajó en los estudios del IRCAM durante un largo periodo antes de llevar a término (término provisorio, como veremos) esta obra de gran complejidad.

La característica más espectacular de Répons se halla dentro de la concepción topológica y la distribución espacial de los instrumentos y los sonidos. Seis solistas rodean al público: dos pianos un arpa, un címbalo y dos percusiones que incluyen vibráfono, glockenspiel y xilófono. Sus sonidos, captados por micrófonos, son transformados en tiempo real por una computadora. Al centro, un ensamble de 24 músicos bajo el mando de un director. Esta topología particular tiene incidencia en la escritura misma de la partitura. La orquesta, dirigida “clásicamente” por el director, produce una música basada en tempi controlados. Los solistas, que son ubicados lejos o detrás del director y no pueden ser dirigidos con la misma precisión, funcionan a partir de una gestualidad global y evolucionan en tempi relativos. La superposición de estas dos métricas, una rigurosa y otra libre es una de las características principales de la obra. En este nivel, las limitaciones geográficas ocasionadas por la distancia entre los solistas son directamente incluidas en la concepción misma de la partitura.

El papel del procesamiento en tiempo real es esencialmente basado en modificaciones de timbres y texturas, en reinserciones y especializaciones de los eventos musicales que producen los solistas. En este sentido, Répons se presenta igualmente como una obra emblemática de los años ochenta, donde fueron desechadas ciertas bases teóricas de los sistemas en tiempo real que reemplazaron progresivamente a la banda magnética. Las seis bocinas envuelven igualmente al público y corresponden a los seis solistas. Esto, sin embargo, no implica que cada bocina emitirá el sonido de un instrumento particular, por el contrario, se busca crear trayectorias espaciales que hagan viajar el sonido por rutas más fijas.

El título de Répons hace referencia, según las propias palabras del compositor, a su “inclinación hacia los procedimientos derivados de la música medieval.” Se reagrupan los fenómenos de alternancia entre los juegos individuales (aquellos de los solistas) y colectivos (aquellos de la orquesta). Fiel a su costumbre, Pierre Boulez concibió Répons como un “work in progress” como lo hizo con buena parte de sus obras. En su estado último, la obra tiene ocho secciones encadenadas sin interrupción:

1. Introducción para orquesta sola. De una factura energética, la sección propone materiales que serán utilizados en el curso de la obra. Se basa en un procedimiento de contraste entre elementos de tensiones rítmicas y figuras de trinos que llevan hacia una distensión.

2. Entrada de los solistas. Seis acordes arpegiados son inmediatamente repetidos por la electrónica gracias a un procedimiento de delay y transformación. Para explicar el pasaje, el compositor evoca frecuentemente la imagen de una vela reflejada en diferentes espejos: un mismo objeto se halla variado en múltiples apariciones con forma de ecos transformados.

3. Antífona entre los solistas y el ensamble donde se hace patente la oposición en el carácter rítmico entre estos dos grupos. Los solistas son especializados, contrastan así con el ensamble donde el sonido está fijo en el centro.

4. La “Sección balinesa” como la llama el autor, en referencia a las percusiones del gamelán balinés. En una suerte de movimiento perpetuo muy virtuoso, los solistas evolucionan en tempi extremadamente rápidos y no por eso menos sincronizados, lo que produce un efecto análogo al de un estroboscópio, donde se mezclan figuras tocadas a una gran velocidad.

5. La “Sección Scriabin” en referencia a la temática principalmente basada en un arpegio que culmina en un trino, tal como se encuentra en la novena sonata del compositor ruso. De un tiempo lento y pesante, esta sección se amplifica por la superposición de numerosas capas cromáticas creando una textura cada vez más densa.

6. Una sección poética casi exclusivamente consagrada a acordes dentro de los cuales las figuras de trinos desempeñan un papel preponderante que sirve de transición para introducir el Finale. Los solistas evolucionan en tempi independientes que se modifican conforme avanza la música.

7. Finale provisional teniendo en cuenta su cualidad poco conclusiva, donde se encuentra una gran parte de los elementos de toda la obra en un tiempo muy animado

8. Coda en la que los solistas vuelven a la configuración del inicio con los acordes y arpegios transformados y distribuidos en el tiempo y espacio por la electrónica. Es aquí que se percibe más claramente la sutileza de la alianza entre los sonidos instrumentales y sus transformaciones. Concebida como una inmensa respiración, esta coda termina con la obra lanzando trazos, pedazos del material musical, como un vago recuerdo tomado de una poesía sonora siempre cautivante.

Fuente: Notas al programa de Cécile Gill para el concierto del Ensemble intercontemporain en la Philharmonie de Paris (11 de enero de 2015)

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