Sonata para violín en la mayor de César Franck

Esta magnífica sonata fue compuesta en 1886 y dedicada por Franck al célebre violinista Eugene Ysaye.

Por Música en México Última Modificación junio 21, 2022

Esta magnífica sonata fue compuesta en 1886 y dedicada por Franck al célebre violinista Eugene Ysaye. Obra importantísima por su original belleza, marca dentro de las formas musicales una indiscutible revolución. Con ella aparece por vez primera, en toda su extensión, el empleo del sistema cíclico,  Esto es, la concreción de toda la obra a tres únicos temas que se van desarrollando a través de los distintos tiempos con su estructura peculiar. Si en este aspecto es notable, no menos genial es el plan armónico que emplea para llevar a cabo todo su desarrollo. Maestro indiscutible en la modulación, sabe llevarnos a tonalidades lejanas, con soluciones que más parecen efectos de magia que fórmulas genialmente Intuidas.

Renaud Capuçon, violín
Martha Argerich, piano

Allegretto ben moderato

Magistrales acordes de novena preludiados por el piano nos dan la entrada al primer y principal tema de este tiempo y de toda la obra. Cantado en molto dolce por el violín, nos recuerda algo muy personal en Franck, una idea que aparece de continuo en toda la música de cámara y en la sinfonía. A ésta se le opone, en el diálogo, el segundo tema enunciado por el piano, más enérgico, siempre fuerte y largamente. Sin embargo, tanto el uno como el otro no pasan de la fase de exposición, de modo que el tiempo termina brevemente sin desarrollo alguno. Ambos temas se oponen constantemente sin fundirse en alguna solución y así, después de  repetir el primer tema fragmentado, este primer tiempo termina en magníficos acordes y breve cadencia.

Allegro

Aquí encontramos una estructura normal, ampliamente desarrollada. Se inicia con un clima tempestuoso, dramático y apasionado. El segundo sempre forte e passionato, presenta mayor extensión y es de carácter melódico más dilatado. Este tema hemos de volver a encontrarlo más tarde en la Fantasía, así como en el final. Comienza el desarrollo por este segundo tema, después de un episodio lento recitado por el violín. A pesar de que este tiempo presenta ya una marcada  forma sonata, el desarrollo queda en un marco de libertad que hace que no se ate a una estructura prefijada. Más lógica es la reexposición que se ciñe a su objetivo de recapitular. La coda, de ritmo movido, va acelerando el movimiento sobre figuraciones que recuerdan el primer tema. Acaba este tiempo fortísimo en el momento en que la progresión ha alcanzado  su máxima exaltación.

Recitativo fantasia 

Muy original resulta intercalar esta divagación dentro del plan de toda la sonata. Breves compases del piano dan entrada a las divagaciones del violín. Este dialoga con el piano antes del segundo periodo recitativo y constantemente acuden recuerdos del tema generador del primer tiempo y otros procedentes. Se inicia un tema nuevo dolcissimo, que exponen y tratan ampliamente el violín y el piano, unas veces con sonoridad apenas perceptible, otras apasionado, dando siempre ocasión al piano a que elabore un acompañamiento genial. Todavía antes de acabar el movimiento se escuchan reminiscencias del primer tiempo, que no ha de abandonar el espíritu de la sonata hasta el final. La cadencia final ha sido repetidamente elogiada por su originalidad y evidentemente es una de las más bellas y perfectas que se han escrito.

Allegretto poco mosso

Único también en toda la literatura musical es este último tiempo que sustituye al rondó o presto que comúnmente suele estar colocado en esta parte de las obras de cámara. Un tema sosegado es tratado como canon perpetuo a la octava sobre la base de la tercera fase del tiempo anterior. Es un derroche de gracia y alegría captado en una forma originalísima. De nuevo aparece el segundo tema del tiempo anterior, al modo de las divagaciones líricas del rondó, para volver a exponer de nuevo el canon. Antes de terminar el tiempo, escuchamos aún el tema generador de toda la sonata, cantando con el violín, claramente identificable a pesar de estar ya notablemente transformado. Sigue una divagación sobre el tema del canon y después de insistir sobre distintos motivos del tiempo anterior, reaparece el canon original en molto dolce, para ir en continuo crescendo a la coda que pone fin a esta maravillosa joya.

Fuente: Las mejores Sonatas, selección, revisión y discografía, F.X.Mata, Madrid, Barcelona, México, Ediciones Daimon, Manuel Tamayo, 1986.

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