Alexei Nasedkin, piano
State Academic SO, dirige Evgeny Svetlanov
Publicado en 1898, el Concierto para piano, la primera obra de Scriabin con orquesta, se escuchó por primera vez en público en un concierto en Odessa el 23 de octubre de 1897, dirigido por Safonov con el propio compositor como solista. La reacción fue mixta. Rimsky-Korsakov y San Petersburgo sólo encontraron cosas negativas que decir. Yuli Engel y Moscú, en cambio, lo acogieron con beneplácito. También lo hizo Londres. De una actuación, ofrecida por Scriabin con Henry Wood en el Queen’s Hall en marzo de 1914, el crítico de The Musical Times comentó: “Aquí no hay problemas armónicos que avergüencen a los no iniciados”. Gran parte de la música atrae inmediatamente a cualquier persona sensible a la belleza. Decir que gran parte de ella es chopinesca es alabarla”. Scriabin lo tocó muchas veces en Rusia y Europa, incluso en 1911, en Moscú, bajo la dirección de Rajmaninov (quien cuatro años más tarde tomaría la parte solista en los conciertos dedicados a la memoria del compositor realizados por Siloti y Koussevitzky.
Una de las joyas olvidadas del repertorio, el Concierto de Scriabin, a pesar de todos sus puntos apasionados, no es una obra “grande” en el sentido de los ejemplos de Chaikovski o Rajmaninov, ni es pianisticamente un estudio sobre el trascendentalismo lisztiano o el ‘renacimiento romántico’. Más bien, es un documento de refinamiento, de introspección, de tracería de teclado finamente hilada, un santuario de sentimientos fundamentalmente internos, de impulsos personales e íntimos.
El primer movimiento, de estructura clásica y decoración románticamente rapsódica, es un diseño de sonata, con tres ideas principales en la exposición (la segunda, più mosso scherzando, es un fragmento similar a una danza). El mundo mahleriano espiritualmente cargado de Muerte en Venecia de su coda napolitana es extraordinario. El Andante central, en la tonalidad mística ‘azul brillante’ de Scriabin de fa sostenido mayor, comprende un conjunto de cinco variaciones de caracteres contrastantes en un tema similar a un coral para cuerdas. El final toma la forma de una sonata-rondó, con un breve episodio de desarrollo basado de manera estrecha y orgánica en los temas primero y segundo, y una coda larga. Armónicamente más diatónico que el movimiento de apertura, su particular polaridad expresiva puede explicarse mejor, quizás, por la oscilación tonal de la primera idea (entre fa sostenido menor / la mayor), el pico emocional del segundo y el distintivo sesgo plagal del último ascenso cadencial: una peroración espectacular.
Fuente: Ateş Orga para hyperion records.
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