Sonatas para piano op. 2
La historia cuenta que Beethoven le dio poca importancia a las clases que recibió de Haydn tras la llegada del primero a Viena en 1792.
La historia cuenta que Beethoven le dio poca importancia a las clases que recibió de Haydn tras la llegada del primero a Viena en 1792.
El Cuarteto op. 135 es el último que compondría Beethoven, así como la última obra completada de su vida.
Cuando en 1792 Beethoven abandonó para siempre Bonn y la Renania y llegó a Viena, ésta era la capital de la música europea.
Mientras Beethoven todavía luchaba con la Gran Fuga del Finale del op.130, recibió una lucrativa oferta por los cuartetos op.130 y 132, además de un tercero, aún no escrito.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Wilhelm Furtwängler continuó dirigiendo en Berlín mientras le fue permitido por Hitler y el Partido Nazi.
En noviembre de 1822 Beethoven recibió una comisión para componer una serie de cuartetos del príncipe Nikolas Galitzin
Si hubo un director que pudiéramos calificar de “mítico”, ese fue Arturo Toscanini, tanto por su carácter legendario, como por la fascinación que ejercía en sus admiradores.
Beethoven pudo producir el cuarteto op. 74, una obra cargada de optimismo y belleza, a pesar de la turbulencia social de una guerra y la comprensión de que estaba comenzando a sufrir síntomas de sordera.
El conde Razumovsky, el embajador ruso en Viena, encargó a Beethoven que escribiera los tres cuartetos de op. 59 en 1805 para el Cuarteto Schuppanzigh.
Cuántas veces hemos escuchado la sigla de “El Chavo del Ocho” silbando su contagiosa melodía sin saber, que lo que estábamos repitiendo eran las mismas notas Beethoven había utilizado para su “marcha turca”.
Beethoven dedicó sus primeros años en Viena a dominar los géneros más populares en esa ciudad.
Sin lugar a dudas, la sonata para violín op. 30 no. 2 es una de las más grandes del repertorio de Beethoven.