Beethoven escribió sólo una ópera, Fidelio, y, aunque puede tener quizá algunos defectos dramáticos en relación con las obras de quienes se especializaron en el género, es un verdadero drama musical lleno de temas heroicos e igualmente música hermosa. El genio de Bonn escribió cuatro oberturas para esa obra (las tres oberturas Leonora, así como la obertura Fidelio). Se puede decir que cada una de ellas representa distintos temas dramáticos en la ópera, y ninguna por sí sola captura la esencia completa del drama. Curiosamente, varios directores, incluido Gustav Mahler cuando era director musical de la Ópera de la Corte de Viena, han utilizado las cuatro oberturas en un mismo programa dedicado a Fidelio, con muy buenos resultados.
Las creaturas de Prometeo op. 43
De igual forma se conocen como obras maestras las oberturas a Coriolano, Egmont y La consagración de la casa. En conjunto con las cuatro de Fidelio, estas oberturas demuestran que a Beethoven no le faltaba mucho como dramaturgo musical en los géneros más allá de sus sinfonías. Si se necesita prueba de ello, hay que considerar el efecto que estos mini-dramas musicales tuvieron en compositores como Berlioz, Liszt, Wagner y Mahler. Cada uno en su camino rindió homenaje a los trabajos anteriores de Beethoven.
La Obertura Coriolano op. 62
La Obertura Coriolano op. 62 escrita en 1807 y construida como una introducción a la tragedia de Collin (1802) fue de gran éxito y popularidad. Es una composición con carácter heroico, que representa la historia de una conciencia rota.
Leonora no. 1 op. 13
Leonora no. 1 op. 138 es la primera obertura para Fidelio compuesta por Beethoven en 1805, pero no se tocó en la primera representación de la ópera porque no recibió una buena crítica en la audición dada al príncipe Lichnowsky. La obertura se publicó hasta 1832, por eso el tardío número de Opus.
Leonora no. 2 op. 72
Leonora no. 2 op. 72 a es la obertura escrita por Beethoven para las representaciones de la ópera en 1805. Esta nueva versión es extremadamente compleja en concepto y estructura musical, completamente diferente de las formas sinfónicas tradicionales específicas de ese período. Es por eso que la obertura fue mal entendida y al público, así como a algunos músicos contemporáneos, no les gustó.
Leonora no. 3 op. 72 b
Leonora no. 3 op. 72 b, por otro lado, es de gran expresividad musical-dramática, a veces se toca como un intervalo a la mitad del Acto II, entre la escena de la mazmorra y la plaza pública. Además, debido a su valor, la obertura se hizo extremadamente popular, a menudo es parte de conciertos sinfónicos y puede ser considerada como un poema sinfónico genuino. De las oberturas de Beethoven, esta es una de las mejores.
Sin embargo, la obertura también fue recibida con escepticismo. El cronista de Der Freimuthige escribió: “Nadie ha escrito aún música tan incoherente, ostentosa, caótica e inquietante para el oído. Las modulaciones más abruptas aparecen en una secuencia verdaderamente repulsiva, y algunas ideas menores, lejos de cualquier toque sublime, completan la impresión increíblemente desagradable”.
Cherubini, quien asistió a la presentación, confesó que no podía establecer su tonalidad debido a la multitud de modulaciones, y fue aún más lejos en su malicia al enviarle a Beethoven desde París un libro de texto sobre arte vocal, aconsejándole que lo estudiara.
Fuente: all-about-beethoven.com
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