Las bodas, de Igor Stravinski

Las bodas es una de las tres obras escénicas más destacadas que  Igor Stravinski derivó de las recopilaciones de folclor ruso de Afanasiev y Kireievsky

Stravinski
Por Música en México Última Modificación mayo 3, 2021

Las bodas es una de las tres obras escénicas más destacadas que  Igor Stravinski (1882-1971) derivó de las recopilaciones de folclor ruso de Afanasiev y Kireievsky, en el periodo de 1913 a 1919; representan una de las etapas creativas más significativas en la vida del compositor ruso.

Renard y La historia del soldado se derivan de Afanasiev mientras que Las bodas es más bien un collage de fragmentos de Kireievsky. Las bodas tuvo su estreno en París, en 1923, con su nombre en francés, Les Noces, pero el título en ruso Svadebka significa más específicamente una boda pequeña o campesina. Tiene la forma típica del teatro musical de Stravinski, cuya influencia en el arte escénico del siglo veinte no siempre se reconoce, una forma de ritual en la que el canto, la palabra, los instrumentos, la mímica y la danza están parcelados entre los intérpretes principales pero entretejidos y plasmados en una especie de tapiz. En Las bodas no hay personajes o personalidades, solo tipos; los cantantes y el coro pueden asumir un papel y luego otro. Escuchamos fragmentos del ritual, de la voz de la novia y del novio, de conversaciones, invocaciones a la Virgen María y los santos, descripciones de los preparativos para la ceremonia (que son escenificados), frases y proverbios campesinos, alusiones, supersticiones y trozos de leyendas y folclor, comentarios pícaros de los invitados y el llanto de la novia. La obra se describe como “Escenas coreográficas rusas con canto y música”; está dividida en cuatro escenas pero la música es continua. Algunas fuentes (G. Balanchine) la definen como una “cantata con bailes”. Stravinski concibió la obra en 1912 pero la escritura la realizó entre 1914 y 1917; concluyó la instrumentación definitiva en 1923.

La metamorfosis de la instrumentación de Las bodas por sí sola merece un capítulo  en la historia de la música del siglo veinte.

Después de ensayar distintas instrumentaciones, en 1921 Stravinski encontró el ideal: cuatro pianos; timbales; platillos grandes y chicos; tamborín, triángulo; xilófono y campanas. La escritura para voces es parte del timbre y color con su mezcla de solos ornamentados y cánticos del coro. El compositor crea una visión ritual integrada por grandes ciclos objetivos y separados que, sin embargo, arman un todo de enorme alcance. La presentación y yuxtaposición constante de imágenes musicales y verbales, niveles y planos es a veces muy contrastante pero sigue un patrón infinito de acentos encaminado, por ejemplo, por el ensamble piano-percusiones que proporciona color y acento constante. Más que una recuperación de un pasado cercano o distante, Las bodas fue la base del neo-clasicismo que Stravinski desarrolló en la década de los veinte. Existen varias puestas en escena distintas, partiendo de la clásica de 1923 con coreografía de Bronislava Nijinska y vestuario de Natalia Gontcharova. Cabe señalar que hace varios lustros, el Festival del Centro Histórico de la Ciudad de México recuperó y presentó esta admirable versión original.

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Fuente: Eric Salzman, Nonesuch Records.     

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