Sonata para violín y piano en la menor, op. 23
Augustin Hadelich, violin
Charles Owen, piano
Según Abram Loft “en ninguna otra sonata de Beethoven, el dueto de violín y piano encontrará mayores desafíos a su sentido del drama, el tempo, la réplica musical… Es una de las piezas más emocionantes del repertorio.”
Hay muchas cosas inusuales en esta sonata. Es una de las dos únicas en tonalidad menor (la no. 7 en do menor es la otra). Su implacable primer movimiento está en 6/8, medida de compás inusual para un movimiento de apertura de sonata, como también lo es la marca del tempo: presto. Otro punto poco ortodoxo a tener en cuenta es la introducción de un nuevo tema (en fa mayor) dentro de la sección de desarrollo, y otro más (en la menor) en la coyuntura del desarrollo y la recapitulación. El segundo movimiento no es ni lento ni un scherzo, sino que combina aspectos de ambos y contiene tres temas completos. El final del rondó vuelve al impulso del movimiento de apertura, su tema urgente, siempre iniciado por el piano, regresa con frecuencia y sin variaciones, mientras que entre las entradas de este tema se encuentran una gran cantidad de episodios que contrastan en el estado de ánimo, la textura, la tonalidad, la dinámica y el registro.
Sonata violín y piano en fa mayor, op. 24 “Primavera”
Krzysztof Smietana, violin
Colin Stone, piano
En la Sonata “Primavera”, de 1801, vemos a Beethoven en el umbral estilístico de su segundo período. Todavía no se ha despedido por completo del gentil mundo del clasicismo: los temas elegantes, las texturas transparentes y las figuras de acompañamiento tradicionales se encuentran en abundancia, pero mezclados con estos atributos también encontramos robustez y vigor, un espíritu audazmente independiente que se esfuerza por romper los lazos de la moderación clásica.
Esta es la más popular de las sonatas para violín de Beethoven. Inicia con un tema fluido lleno de lirismo espontáneo y resplandor suave, que sugiere inmediatamente la frescura y belleza de la primavera que le ha valido a la sonata su apodo. El segundo movimiento expresa profundamente, tanto que algunos oyentes encuentran en él una anticipación de algunas de las páginas más sentidas de Schubert.
La op. 24 es la primera sonata para violín de Beethoven que tiene cuatro movimientos. El movimiento “extra” es extremadamente corto, apenas de un minuto, pero une perfectamente la sublime simplicidad del segundo movimiento y el gracioso lirismo del final. El final es un rondó más o menos convencional.
Sonata violín y piano en la mayor, op. 30, no. 1
Ayana Tsuji, violin
Thomas Hoppe, piano
La sonata op. 30 data de 1802, el año en que Beethoven comenzó a esbozar la poderosa Sinfonía “heroica”, una obra tan alejada como se podía imaginar de la genialidad y el encanto generalizados del primero de las sonatas op. 30. Pero las dos obras comparten una característica común en el proceso de composición de sus temas de apertura. En la sonata, el piano y el violín comparten el material, pero cada mano del piano constituye un elemento temático por separado. Esto significa que en realidad hay tres orígenes melódicos en la obra que se entrelazan y unen para formar un todo coherente. Del mismo modo, en el Heroica, los violonchelos, los violines y los alientos contribuyen todos con materiales melódicos individuales al complejo primer sujeto. El movimiento lento deslumbrantemente hermoso está en forma ternaria, con sus secciones externas que se caracterizan por un persistente ritmo punteado, la parte interna ondula suavemente con ritmos ternarios en el acompañamiento. El movimiento final es un tema y variaciones en donde el violín y el piano se turnan para presentar los temas melódicos principales.
Fuente: Vancouver Recital Society
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